El Proyecto de Educación Inicial Déjame Crecer con 13 años de trayectoria se fundamenta en la “Pedagogía de la Acción Solidaria”, propuesta pedagógica de la Cooperativa Multiactiva de San Antonio de Prado la cual es cimentada en la cooperación como acción fundamental para el convivir y en la solidaridad como principio universal que permite un encuentro con el otro. Esta propuesta se conjuga junto con el enfoque de habilidades para la vida al facilitar el desarrollo humano y la estructuración del pensamiento, la formación del carácter, el juicio crítico, el sentimiento en términos de la interacción con los otros, con el mundo natural y social.
El objetivo del Proyecto es promover el desarrollo integral, diverso e incluyente de niñas y niños desde la gestación hasta los 5 años, en una perspectiva interdisciplinaria del ciclo vital, protección de los derechos y articulación interinstitucional. Para ello, las propuestas de los agentes educativos se conjugan en los espacios pedagógicos a través de las necesidades e intereses de los niños que es reflejada en la ambientación, gracias a ellos se llevan a cabo las mediaciones pedagógicas, la escucha activa, la observación intencionada, la calidez afectiva y las interacciones de calidad para que este acompañamiento a los niños y las niñas sea efectivo, afectivo y pertinente. Así mismo, con escenarios de participación, movilización social y construcción colectiva es que todo este engranaje se configura en una apuesta interesante en el marco de la atención integral a los niños y las niñas.
Ahora bien, el enfoque de Habilidades para la Vida de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1993), desde el cual se sustenta el Proyecto de Educación Inicial Déjame Crecer, se define como “la capacidad que se adquiere y desarrolla para poder responder a las demandas personales, sociales, económicas y en términos generales, a las de diferente índole que le permiten al ser humano seguir construyendo, seguir participando, seguir aprendiendo”, el cual se considera que es el componente central de la calidad de la educación y del aprendizaje a lo largo de la vida, estas habilidades son: autoconocimiento, empatía, comunicación asertiva, relaciones interpersonales, toma de decisiones, solución de problemas y conflictos, pensamiento creativo, pensamiento crítico, manejo de emociones y sentimientos, manejo de tensiones y estrés; se pretende a través de la potencialización de estas, mejorar la capacidad de los niños y las niñas para vivir una vida más sana, resiliente, consiente y feliz acompañados de sus familias, cuidadores y agentes educativos.
Partiendo de esto, el desarrollo de las Habilidades para la Vida, se tiene como plataforma; potenciarlas mediante las Esferas del Desarrollo que son la manifestación conjunta de su propio cuerpo y las capacidades que se tienen para expresarse, como es la esfera física, sensoexpresiva, socio ambiental y cognitiva, estas fortalecen las actividades que los agentes educativos realizan en su día a día, es de igual importancia resaltar que se busca potenciar en la primera infancia la adquisición de las siete Metas del Desarrollo: autoestima, autonomía, creatividad, felicidad, resiliencia, salud y solidaridad, propiciando de esta manera el mejoramiento de la calidad de vida de los mismos y los cuales puedan a futuro responder de la mejor manera posible a las situaciones que les ofrezca la sociedad. Es por esto que el enfoque de habilidades para la vida transversaliza las esferas para adquirir las metas del desarrollo, las cuales brindan las herramientas necesarias para la vida, la fortaleza para enfrentar problemas y la participación de manera activa en la construcción de sociedades más justas, solidarias y equitativas que garanticen el desarrollo integral de los niños y las niñas.
De acuerdo con lo anterior, es importante mencionar que la primera infancia entendida desde la gestación hasta los 6 años es el ciclo de la vida de mayor trascendencia en el desarrollo del ser humano, en estos primeros años se estructuran y potencializan las capacidades físicas, cognitivas, afectivas y sociales de toda persona, debido a que el cerebro desarrolla mayores conexiones neuronales y donde se hace determinante la comunicación, el afecto, la nutrición, la salud, los ambientes adecuados, las interacciones permanentes y de calidad para la relación del niño y la niña consigo mismo, con los otros y con el entorno; es partiendo de esta premisa que se trabaja constantemente por el bienestar de ellos, por el desarrollo integral y porque encuentren espacios donde puedan explorar, compartir, soñar y jugar.