La educación constituye una vocación: ser maestro para la vida
Según el diccionario, maestro significa “persona que enseña”, “persona que ha estudiado magisterio y se encarga de enseñar a los alumnos y alumnas”. Pensemos en que un maestro “sirve de guía para construir”; ¿construir qué?, ¿una casa, un edificio, diseñar un barrio o una ciudad? ¡No! Es más importante que eso, un maestro es el arquitecto de una vida, de muchas vidas. A lo largo de toda su carrera tienen la gran responsabilidad de “guiar” a los alumnos por el camino correcto para que ellos encuentren y sepan utilizar las herramientas que se presenten en el camino. “Guiar”, es mostrar, hacer entender, orientar para que puedan por ellos mismos encontrar la respuesta o solución a un problema.
¿Qué se siente ser docente? Una pregunta que cobra fuerza en estos tipos caóticos. Ser docente implica reconocer en el otro el propio deseo de aprender, de superarse, de ser mejo…
Betty Mesa Deossa, docente de nuestro Colegio Empresarial piensa que el maestro debe ser el mayor cómplice para su alumno, aunque en su labor transita por un camino cada vez más oscuro e incierto; su sendero se ilumina cuando ve que el otro, ese ser al que ha cultivado, va trazando sus propios pasos y deja atrás la oscuridad para pintar de colores un futuro prometedor. Con el tiempo y desde el quehacer de Betty, se ha dado cuenta de que los docentes son poetas de obras inacabadas porque dan forma a los alumnos a través de la palabra. Ellos viven a través de los logros y el recuerdo de los estudiantes y es ahí donde su obra cobra fuerza pues, es la manera más bella de prevalecer.
Es realmente importante la tarea que un maestro realiza día a día, y no solo dentro de un salón, fuera de él siguen siendo “maestros”. Las actitudes, pasatiempos, actividades y gustos son observados por los alumnos, la familia, la comunidad educativa en general. Es así que son maestros dentro y fuera de la escuela, colegio o universidad. Y por más pequeña que sea la influencia ejercida, los alumnos recordarán las palabras, los gestos, quizá un abrazo en el momento oportuno, y también aquellas vergonzosas llamadas de atención. Y todo lo que hacen para construir cada vida confiada en sus manos, sirve como motivación diaria.
Para Paula Andrea Aguirre, docente también de nuestro Colegio Empresarial, ser maestro es un conjunto no sólo de saberes específicos, sino que va más allá, porque lleva diariamente a reflexionar sobre el rol docente, lleva a colocarse en la posición del estudiante, frente a su sentir, pensar y actuar, lleva a ser cada vez más humanos, a practicar el valor de la humildad al expresar desconocimiento acerca de algo, porque el hecho de ser docente, no es sinónimo de saber y conocer de todo o de perfección; es introducirse en la familia, escuchar a los estudiantes, acompañarlos y tal vez proporcionar algún consejo o una palabra de aliento, es querer formar unos estudiantes con buenas bases, que los lleve a ser seres pensantes, que expresen con respeto sus opiniones y respeten las opiniones de los demás, es aportar a la construcción de un proyecto de vida, es ser apasionada y disfrutar de cada una de las clases, es sonreír aún si se tiene alguna dificultad personal, es esforzarme cada instante por ser mejor, es permitirse aprender de los estudiantes. Para Paula, entre estas y muchas más razones, son las que la hacen ser una maestra orgullosa de su profesión, que gracias a dios la ejerce día a día con entrega, amor y vocación.
La docencia, como toda profesión puede tener situaciones difíciles o momentos en donde se presentan dificultades, sin embargo, al ver tan solo a un estudiante que alcanza sus metas y se convierte en un hombre o mujer formado de manera integral, el maestro renueva su vocación y encuentra el verdadero sentido y valor de sus esfuerzos.
Para Juana Maria Rivera, docente también de nuestros Colegio Empresarial, su experiencia como maestra la ha llevado a conectarse con la vida, teniendo siempre un corazón abierto a escuchar y a entender al otro, permitiendo entregarse por completo desde los eventos más pequeños hasta las experiencias más extraordinarias de la mano de sus estudiantes. “Todos tenemos sueños propios y retos únicos, el mío fue y será ser docente; por eso es importante entender que todo aquello que imaginas lo puedes lograr si realmente lo deseas.”, dice Juana.
Ser maestra es satisfactorio, pues permite estar cerca de personas que hacen que el alma y el corazón sonrían. Es allí donde se reafirma la vocación, ya que estamos aquí en este mundo para aprender el uno del otro, para inspirar, respetar y amar tal y como los seres divinos que somos. Cuando un maestro está rodeado de sus alumnos, es ahí realmente cuando la magia sucede.